miércoles, 14 de enero de 2015

Escritora.

Se despertó, como cada día, colocó su pie derecho en el suelo y se quedó mirando el retrato que había en el fondo de la pared, que contrastaba con el rosa de la pared. Sonrió y se levantó de la cama. Ese iba a ser su día, o eso se repetía cada mañana. Se vistió frente al espejo, la ropa que previamente , la noche anterior, había preparado pulcramente y colocado sobre su silla. Ese era su ritual. Ese día, llevaba una falda de tubo negra y una camisa abotonada, amarilla. Se sentía radiante, estupenda y algo sola. Su cabello rojizo caía sobre sus hombros, sus ondas definían un estilo propio, su estilo.
Se pintó los labios con su carmín favorito y delineó sus ojos azules, observándose en el espejo, sonrió y se dio cuenta de que sí, ese día, iba a ser suyo, se iba a comer el mundo, conseguiría sacar esa entrevista y sería feliz.
Tomó su café y leyó los cinco diarios que cada día encontraba sobre la isla de la cocina, proporcionados por su compañera de piso, la que ya había salido, dejándole una nota: "Princesa, te dejo los diarios sobre la mesa, como cada día, ya verás que hoy será un gran día, tu primer gran paso hacia  tu éxito, confía en ti y todo saldrá perfecto. Te quiero, mi escritora favorita." Era la persona que más confiaba en ella, porque había seguido sus primeros pasos como escritora, desde aquel blog que decidió abrir, y durante el camino de la elaboración de su primera novela, aquella que hoy iba a presentar.
Se colocó bien el pelo, sonrió, cogió todo lo indispensable y salió por la puerta de casa. Mientras viajaba en coche, soñaba con su primera firma de libros,  con todo lo que conseguiría con esa novela.
Entró en la recepción del hotel, donde, sonriendo, la esperaba la representante de la editorial con su libro entre las manos. Le dio un abrazo y le susurró al oído: "Eres estupenda, sonríe y habla tal y como escribes, los encandilarás."
Entonces se sentó en una mesa,  desde donde comenzó a hablar, primero titubeó, pero las palabras, igual que al principio de su novela, comenzaron a brotar como la lluvia en mayo, y entonces cuando acabó de hablar, sonrió y dijo: "Gracias a vosotros he podido cumplir mis sueños, gracias a todos aquellos que han creído en mí desde aquel blog, y gracias a todos los lectores. Vuestras sonrisas y vuestras emociones al leer mi novela, serán lo mejor que me sucedan, me sentiré cerca de vosotros. Bienvenidos a Reflejos de un tejado. Gracias por cumplir sueños."

Y se levantó, sonriendo otra vez, cruzó la puerta de la sala, con el corazón lleno de emoción, había conseguido, ser lo que quería, ser escritora.

No hay comentarios:

Publicar un comentario