Sombras, oscuridad, gritos, sangre, falta de oxigeno... Me despierto sudando, todo era una pesadilla, pienso. ¿Pero realmente lo era? ¿O lo que estaba viviendo ahora era un sueño? Me pellizqué varias veces en el brazo, para si realmente estaba soñando o era el mundo real.. Era el mundo real, todo estaba bien, el asesino de mi mente, ese subsconciente violento, todo era eso, una imaginación, no había de que preocuparse.
Busqué a ciegas la luz de la habitación, la encendí, observé un momento las paredes de color rosa, la cama blanca y la silueta de mi hermana entre las sábanas. Apagué la luz para no despertarla. Pero justo después de apagarla, escuché un murmullo ligero que venía de ella.
-¿Paula, qué te ocurre?
-Tranquila Alba, he tenido una pesadilla un poco sangrienta, vuélvete a dormir.
-Vale, duerme tú también.
Lo intenté, cuando cerré los ojos allí estaba. En el callejón, con la camisa ensangretada como mis manos, llorando y suplicando a un Dios que no existia perdón. Perdón por haber matado a alguien muy importante para mí. De repente, escucho unos pasos y ella, a la que había matado, estaba detrás de mí. Se acerca a mi con un pequeño salto, forjeceamos, me clava algo el cuello, no sé que es, no noto nada. De repente otra vez despierto, esta vez por mi hermana que dice que nos tenemos que levantar. He estado todo el día pensando, es una pesadilla de la que no me he olvidado y temo que se vuelva a repetir.
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