sábado, 29 de diciembre de 2012

La caja

                                                                                                                                                                                                  
Lo dejé en la cama, era un paquete pesado, hacía dos días que estaba deambulando por la casa pasando de mano en mano hasta que llegó a mí. Realmente tenía que llegar a mí, porque era a la que iba destinado el paquete, envuelto en un papel marrón tierra con una extraña inicial dibujada en la parte donde estaba mi nombre escrito. 
Tardé varios días en abrirlo, entre la escuela y los ensayos no tenía tiempo ni siquiera para mí. Lo vi en lo alto de la estanteria y fui a abrirlo. ¿Qué habría dentro? ¿Quién me lo mandó? Y lo más importante ¿Por qué a mí? Fui abriendolo poco a poco y de repente vi lo que escondía ese paquete misterioso. Era una caja. Una caja extraña, no tenía tapa, no era como las demás. Fui buscando algún mecanismo para abrirla y lo encontré, bueno, encontrarlo no, lo que realmente encontré fue una cerradura y una nota en la que ponía: " Mira tu cuello, ese colgante que llevas desde siempre será la primera respuesta a tus dudas" Me mire el cuello y encontré mi pequeño colgante con una llave que llevaba desde pequeña. Cogí la llave y como por arte de magia la caja se abrió, al poner la llave en la cerradura. 
Realmente lo más extraño de la situación era que la caja contenía fotos mías, cada una con una palabra, una sensación. Fui mirando, le daba la vuelta a las fotos y cada una tenía una sensación escrita: 
  • Miedo
  • Felicidad
  • Melancolía
  • Ira
  • Compasión
Y las fotos continuaban, fui poniendolas encima de mi cama y poco a poco creaban una nube de sensaciones, llegué a la última, era una foto que hacía tiempo que no veía, salía con él besandolo lentamente, no recuerdo ni quién nos la había hecho. Solo recuerdo las sensaciones de ese día, esas palabras de amor susurradas y esos besos como si el mundo se acabara. No pensabamos que los kilometros nos separarían al cabo de unos meses, no creiamos que nuestro amor acabaría. La última foto tenía la sensación más bonita y a la vez estremecedora: Amor.
Entonces entendí todo, entendí que eran esas sensaciones, el sentido de esa caja entre mis manos y lo más importante quien me la había hecho llegar. Vi una nota pegada, noté una sensación que hacía meses que no sentía. Leí la nota: "Ahora lo entiendes todo. Ahora esperas verme debajo de tu ventana como hacía en las noches de verano. Siento decepcionarte, aún no voy a estar. Te quedan varios días hasta el 12. Cuando sea ese día asomate, verás que estaré ahí. Como si los meses no hubieran pasado...Te quiero, pequeña. Tu viajero" Me extrañé al ver el día 12, hoy era ese día. Me asomé a la ventana y lo vi allí sentado en el pequeño banco de piedra del jardín. Lo vi allí con su sonrisa picara, con sus ojos marrones tierra como el envoltorio del paquete. Bajé corriendo las escaleras de casa, salí anegada en lágrimas y me lanzé a sus brazos. Le besé, nos besamos. Fue el mejor beso de todos. Le susurré que no se fuera. Y no se fue...

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