martes, 11 de diciembre de 2012

Las notas

Notas que resuenan en mi interior, que de repente se extienden como si fueran una corriente electrica por todo mi cuerpo, en mi cabeza empiezan a vibrar las tesituras más altas y como si fuera un movimiento casi mecánico, empiezo a tocar. Las notas salen de mi y se plasman en el precioso y valioso piano que tengo delante, en las teclas que rozo poco a poco con las yemas de los dedos. Siento el frío tan perfecto y casi estremecedor que provocan las notas al tocarlas, al plasmar todas las notas que observo en esa preciosa partitura que tengo delante de mí. Aunque no la observara, podría tocar la canción a la perfección, es mi nana de cuna, la que me cantaba mi madre para que me durmiera, la que canturreaba yo cada día al despertarme cuando era pequeña y la que sigo cantando para irme a dormir aunque ya sea más mayor. Es la canción más importante de mi vida, porque me recuerda a ella. Ella que me inmersó en la música desde que tengo memoria, ella que me dio la vida con su elección de criarme para cumplir sueños, para hacer maravillas con lo que era su vida, la música. Y después de que ella muriera, lo único que me quedó aparte de todos sus objetos, fue su pasión por la música. Su vida era la música y la mía también. Por eso cada vez que toco una nota en el piano, cada vez que compongo, cada vez que escucho una sola nota, miro hacia el cielo, me toco la perfecta cadena que llevo en el cuello y pienso en ella. Porque entonces si la música sigue viva en mi, ella estará viva en todas las notas que yo transmita

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