jueves, 12 de septiembre de 2013

La perdida

Sola, así estoy, sola, sin un alma a mi alrededor. La casa parece demasiado grande cada vez que se va, no entiendo porqué, pero hoy me siento más sola que nunca, siento que no va a volver más a mi lado y eso me entristece y me asusta. ¿Estoy preparada para comenzar una vida sin él? Eso me planteo cada día. Cada noche me acuesto a su lado le oigo respirar, pero dentro de poco se irá, miles de quilometros nos separaran y sé que la casa se me caerá encima si no escucho su risa, sus criticas a los reporteros, el olor que deja en el baño cada vez que se ducha, ese aroma que impregna toda la casa y me reconforta, quiere decir que está en casa. Los besos de buenos días, nuestros cafés y las charlas hasta altas horas de la madrugada. Me sentiré vacía, sola como en este momento, pero sabiendo que no volverá, que es posible que este adiós podria ser el definitivo el que me separe de él para siempre. Despedirme de él me es lo peor del día, su trabajo es lo que más me preocupa, un día ocurrirá algo malo y ya no le tendré entre mis brazos, sin poder oler su perfume, sin poder besarle cada vez que le veo, sin compartir ese café, esas charlas, ese amor desenfrenado que sentimos el uno por el otro. Todo puede desaparecer en una milesima de segundo a partir de ahora, nada será igual, mi corazón encogido vivirá al segundo, atesorará todos los momentos, y llorará su perdida cada día hasta que no le vuelva a tener entre sus paredes. Si llego a perderle, mi vida no tendrá sentido, simplemente seré la esposa de quién murió en la guerra, otra esposa de un soldado muerto, otra más, la vida acabará en el momento que la bomba o bala o lo que acabe con su vida toque y le pare el corazón. Mi vida con la suya, todo cambiará, mi corazón jamás se recuperaría, una perdida que me hundiría en un espiral de autodestrucción, en el que él sin querer me ha metido por su amor.

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