miércoles, 12 de noviembre de 2014

La vida

Sonaba Superheroes  del grupo The Script en la radio. Mis pies seguían el ritmo de la canción en cada acorde y la letra poco a poco se formaba un himno para mí.
Llevaba tiempo sin sentirme realmente bien, todo lo veía gris, todo cada vez iba más cuesta arriba, hasta que un día me harté. Me harté de compadecerme y comencé a pesar  lo que realmente valía la pena en esta vida. Posiblemente, lo que en ese instante valía la pena para mí, podía ser una tontería, pero, valía la pena  y con eso era suficiente.
La luz de cada mañana hacía que el mundo poco a poco se tornara de un color diferente, menos triste, menos oscuro, a pesar que el corazón siguiera con brechas, heridas que poco a poco cicatrizarían, pero que estaba más abiertas que nunca por un insensato que no supo curarlas.  El mundo avanzaba al ritmo de la canción y nunca se detenía, así que decidí unirme a él.
Las cosas no eran, no son fáciles, a pesar de ver el mundo de diferente manera, de otro matiz, los días que el sol no salía, la oscuridad también se adueñaba de mi corazón, porque mi vida avanzaba conforme salía el sol, todo se iluminaba si el día era brillante, pero la lluvia hacía que esos días fueran aún más bonitos y más imprescindibles, ya que tal como dicen, hacen falta días malos para darte cuenta de lo bonitos que son el resto, mejor dicho, hacen falta malas experiencias para darte cuenta de lo bonita que es la vida y los detalles que te brinda. A pesar de las caídas, siempre debía levantarme, y esta vez no va a ser diferente, detrás de cada caída, hay un resurgimiento con mucha más fuerza que la última vez, porque en eso consiste la vida, compañera, en levantarse después de cada derrota, porque tal y como decía Robert F. Kennedy,  solo si te atreves a tener grandes fracasos, terminarás consiguiendo grandes éxitos, y realmente es verdad. Eso es la vida, fracasar, levantarse, volver a fracasar y finalmente triunfar. Probablemente, no le veas salida ahora mismo, después de cada caída cuesta un mundo volver a resurgir de las cenizas, lo sé por mis propias pieles, lo sé porque resurgir ahora mismo de la caída de los cielos, que ha hecho romper mis alas, me está costando, pero estas alas están empezando a recomponerse. Las alas que muestran mi libertad, esa libertad que tanto ansío, la libertad que la vida te brinda si sabes valorarla.
Realmente, si te soy sincera, si sabes sonreírle a la vida, ella te sonreirá, porque esta vida es un espejo. Sonríe y saldrá el sol, amiga, cuesta, pero sale.


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