Sonaba Superheroes del grupo The Script en la radio. Mis pies
seguían el ritmo de la canción en cada acorde y la letra poco a poco se formaba
un himno para mí.
Llevaba tiempo sin sentirme
realmente bien, todo lo veía gris, todo cada vez iba más cuesta arriba, hasta
que un día me harté. Me harté de compadecerme y comencé a pesar lo que realmente valía la pena en esta vida.
Posiblemente, lo que en ese instante valía la pena para mí, podía ser una
tontería, pero, valía la pena y con eso
era suficiente.
La luz de cada mañana
hacía que el mundo poco a poco se tornara de un color diferente, menos triste,
menos oscuro, a pesar que el corazón siguiera con brechas, heridas que poco a
poco cicatrizarían, pero que estaba más abiertas que nunca por un insensato que
no supo curarlas. El mundo avanzaba al
ritmo de la canción y nunca se detenía, así que decidí unirme a él.
Las cosas no eran, no son
fáciles, a pesar de ver el mundo de diferente manera, de otro matiz, los días
que el sol no salía, la oscuridad también se adueñaba de mi corazón, porque mi
vida avanzaba conforme salía el sol, todo se iluminaba si el día era brillante,
pero la lluvia hacía que esos días fueran aún más bonitos y más
imprescindibles, ya que tal como dicen, hacen falta días malos para darte
cuenta de lo bonitos que son el resto, mejor dicho, hacen falta malas
experiencias para darte cuenta de lo bonita que es la vida y los detalles que
te brinda. A pesar de las caídas, siempre debía levantarme, y esta vez no va a
ser diferente, detrás de cada caída, hay un resurgimiento con mucha más fuerza
que la última vez, porque en eso consiste la vida, compañera, en levantarse después
de cada derrota, porque tal y como decía Robert F. Kennedy, solo si te atreves a tener grandes fracasos,
terminarás consiguiendo grandes éxitos, y realmente es verdad. Eso es la vida,
fracasar, levantarse, volver a fracasar y finalmente triunfar. Probablemente,
no le veas salida ahora mismo, después de cada caída cuesta un mundo volver a
resurgir de las cenizas, lo sé por mis propias pieles, lo sé porque resurgir
ahora mismo de la caída de los cielos, que ha hecho romper mis alas, me está
costando, pero estas alas están empezando a recomponerse. Las alas que muestran
mi libertad, esa libertad que tanto ansío, la libertad que la vida te brinda si
sabes valorarla.
Realmente, si te soy
sincera, si sabes sonreírle a la vida, ella te sonreirá, porque esta vida es un
espejo. Sonríe y saldrá el sol, amiga, cuesta, pero sale.
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