viernes, 7 de diciembre de 2012

Mi princesa

Me puse enfrente de ella y la agarré del brazo, no recuerdo si lo hice con mucha fuerza, pero ella se quejó de que le estaba haciendo daño. La solté de golpe. No sabía como empezar, pero tenía que explicárselo, porque si no lo hacía me arrepentiría para siempre. Ella me preguntó que me pasaba, creo que no intuía nada de mis sentimientos hacía ella. Me dispuse a hablar:
-Mireia, te quería contar que...-Empecé.
-Angy, ¿qué, qué me quieres contar?- Me preguntó con preocupación.
-Que...estoy enamorada de ti.- De repente me sonrojé.
Ella no me contestó y de repente se ablanzó sobre mí y me besó. Un beso precioso, largo e intenso. El mejor que me habían dado hasta entonces. Ella me abrazó y me susurró al oído:
-Cómo has tardado en decírmelo, cariño. Te amo, mi princesa.
De repente me puse a llorar, no sabía que ella sentía lo mismo por mí, pensaba que lo nuestro era imposible y que nuestra amistad acabaría, pero me equivocaba. Ella me cogió de la mano y me volvió a besar lentamente.
Estaba totalmente enamorada de ella, de su sonrisa profunda que ser reía a carcajadas, de sus ojos azules como el cielo que iluminaban mi mundo cada vez que me miraban, de sus palabras de alivio y de su manera de ser, tan dulce y atrevida que era.
Empezamos a salir y a callar muchos cotilleos sobre nosotras, ella no había salido nunca con un chico, pero yo sí y mi exnovio empezó a hablar mal de ella y de mí. Que hablase de mí no me importaba, incluso me motivaba a seguir adelante con mi preciosa y perfecta relación que tenía con ella, pero que hablase de Mireia era lo peor que podia hacer, ella no sabía que hacer y siempre me decía que no me preocupase más, que no le dijera nada Lucas, que ya se le pasaría, que ya dejaría de hablar de nosotras, pero a mí me hacía daño saber que una persona a la que había amado, fuera tan cruel con la razón de mi existencia. Con mi princesa, mi otro yo. Hablé con Lucas y le dejé las cosas claras, le dije que no hablara de Mireia, que no la conocía y que si le molestaba tanto que yo estuviera feliz con otra persona, hablase de mí, que en fin era yo la que le había roto el corazón, no Mireia. Después de esa conversación, Lucas no habló más de nosotras, dejó de mirarme mal y se dio cuenta que me merecía ser feliz.
Todos los días que pasaba con ella eran perfectos y todo iba a la perfección, la gente que no nos aceptaba fue los que realmente no nos valoraban, mis amigas que eran las que más me preocupaban, que me dejasen de lado,  no lo hicieron y en ese proceso fue donde me di cuenta de quién me quería de verdad. Quien me quería de verdad, se alegró que después de todas las tinieblas que había pasado después de la ruptura con Lucas y de mis problemas de salud, viera la luz del sol en mi corazón, gracias a Mireia, mi pequeña princesa, mi razón de sonreír y por la que me levantaba todas las mañanas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario